Sello del Departamento de Justicia
Comentarios Preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales
Discurso en la Conferencia Legislativa de la
Asociación Nacional de Condados
Washington, D.C
7 de marzo de 2005

Buenos días, Angelo.

Agradezco la oportunidad de hablar ante la Conferencia Legislativa de la Asociación Nacional de Condados.

Pocos oficiales del gobierno representan mejor a la democracia en acción que los oficiales de condado de nuestra nación. Cuando la mayoría de los estadounidenses necesita recurrir al gobierno para pedir ayuda, es mucho más probable que recurra a los oficiales del condado y locales con sus preocupaciones diarias. Los oficiales de condado representan la mano extendida del servidor público; trabajan por el bien de la gente. Puede ser por un tema de educación, transporte o un sinnúmero de otros servicios; sé que los ciudadanos recurren a ustedes para resolver los problemas del día a día y encuentran soluciones justas y democráticas que mejoran la vida de ellos y de sus familias.

Es un honor para mí estar con ustedes hoy.

Durante más de dos siglos, el amor de nuestra Nación por la libertad ha definido el curso de la historia estadounidense. Durante ese tiempo, es probable que no siempre nos hayamos mantenido fieles a nuestros más preciados ideales, pero nuestro amor por la libertad y los derechos individuales siempre ha iluminado nuestro camino hacia una Nación mejor y que incluya a todos.

A medio mundo de aquí, el pueblo de Irak y Afganistán están experimentando hoy, por primera vez, el poder y el potencial de la libertad. Aunque enfrentados con amenazas de violencia, ellos están dando pasos hacia la libertad de expresión, libertad de reunión y la libertad civil.

Hace sólo unas pocas semanas, el mundo observaba con respeto y admiración como los votantes iraquíes mantenían en alto sus dedos con las puntas azules para celebrar sus primeras elecciones libres. No olvidaremos el coraje de las mujeres -madres, hijas y hermanas- que arriesgaron su vida para ir hasta los lugares de votación. Y sospecho que muchos de nosotros recordaremos con emoción las lágrimas de alegría de los votantes iraquíes expatriados que nunca pensaron que vivirían para ver el nacimiento de una Irak libre y democrática.

Los valientes iraquíes le han recordado a cada estadounidense que la democracia se construye con el intercambio de ideas mediante el debate, la discusión y el diálogo. Incluso en los momentos de disentimiento, el respeto y la tolerancia hacia los puntos de vista diferentes pueden transformar el corazón y curar a la tierra.

Por sobre todo, nos han recordado el privilegio que significa ser parte del gran debate que es la democracia.

En unas semanas, comenzaremos aquí una discusión seria con consecuencias para el futuro de nuestra Nación, ya que el Congreso se encuentra frente a la oportunidad de volver a aprobar la Ley PATRIOTA de los Estados Unidos.

En este diálogo, nuestro objetivo sigue siendo el que era hace tres años y medio cuando la Administración y el Congreso trabajaron juntos para promulgar esta ley: darle a las fuerzas del orden público las herramientas que necesitan para mantener la seguridad de Estados Unidos, al mismo tiempo que se respetan nuestros valores y nuestra Constitución.

Este debate tiene importancia considerable para los oficiales de condado de toda nuestra Nación. Ya sea que como servidores públicos trabajemos para el gobierno federal, estatal o del condado, nuestra obligación fundamental sigue siendo proteger a las personas para las que trabajamos. Para expresarlo de forma simple, sin seguridad el gobierno no puede brindar la prosperidad y las oportunidades que surgen de la libertad y de la democracia, ni la gente puede disfrutarlas.

Sé que los oficiales de condado están consagrados a brindar seguridad a todos los votantes. Desde el 11 de septiembre han respondido a la necesidad de aumentar la seguridad interna y de apoyar al orden público y al personal de emergencia. Y les agradezco.

Aunque estos años de preparación continua han sido caros y difíciles, creo que todos podemos reconocer que el trabajo de la prevención es mucho mejor que el dolor y la devastación que surgirían de otro ataque terrorista.

Cuando consideren el papel que cumple su condado en la protección de nuestra Nación, es importante que recuerden que la Ley PATRIOTA ya ha demostrado ser una parte vital de nuestra defensa para proteger vidas y libertades.

Desafortunadamente, algunas disposiciones de esta ley han atraído atención desfavorable. Algunos oficiales locales se han concentrado solamente en las herramientas investigativas de la Ley, sin considerar las garantías inherentes que protegen nuestras libertades. Sospecho que esto ha motivado que algunos condados y ciudades aprueben resoluciones contra la Ley PATRIOTA.

Durante los últimos tres años, los abogados estadounidenses han podido hablar ante las reuniones de los condados y ciudades sobre las protecciones constitucionales y la importancia de la Ley PATRIOTA. Me han dicho que, en unas pocas ciudades, la labor de los abogados estadounidenses por ser escuchados ha sido rechazada.

Si esto es verdad, me preocupa que algunas autoridades locales hayan emitido votos relacionados con la Ley PATRIOTA basándose en información errónea o en falta de información.

Sé que ustedes son escrupulosos en lo que se refiere a servir a sus comunidades y a sus votantes, y que siempre que deben enfrentarse con temas importantes desean tener la mejor información que esté disponible.

Hoy les voy a proporcionar los hechos que espero formen sus decisiones con respecto a la Ley PATRIOTA.

Déjenme comenzar por pedirles que recuerden las libertades que deseamos proteger, las vidas que juramos defender y las lecciones brutales que aprendimos el 11 de septiembre.

A lo largo de los últimos tres años, hemos logrado grandes progresos en la guerra contra el terrorismo. Gracias al trabajo arduo de millones de hombres y mujeres del orden público federal, estatal y local, de la comunidad de inteligencia y de los militares, estamos más seguros.

Pero los éxitos obtenidos nos presentan un nuevo desafío: A medida que los meses y los años nos alejan del 11 de septiembre, nuestra enemiga es la complacencia. Nos enfrentamos con la tentación de pensar que la amenaza terrorista está en disminución y que el 11 de septiembre fue sólo un día trágico, algo que sucede una sola vez en la vida y que no es probable que se repita.

Con base en la información que hemos obtenido, sabemos que nuestros enemigos no ven al 11 de septiembre de esa manera. Ellos recuerdan y desean hacer algo peor.

También nosotros debemos recordar el horror, la indignación, la tristeza de ese día y usar estas emociones para que nos motiven a detener a nuestros enemigos antes de que dupliquen sus ataques.

No debemos olvidar las llamadas telefónicas desgarradoras de las víctimas a sus seres queridos desde el World Trade Center o desde los aviones secuestrados. Debemos recordar las fotos de los desaparecidos sostenidas en alto por personas llorando y desesperadas, que buscaban en vano. Más de 3.000 estadounidenses fueron asesinados ese día. Eran víctimas que venían de comunidades con nombres familiares, como condado de Union, Nueva Jersey; condado de Fairfax, Virginia; condado de Suffolk, Nueva York; condado de Norfolk, Massachusetts y muchos otros.

Para los familiares de estas víctimas, las heridas que sufrieron ese día espantoso todavía están frescas y es probable que nunca sanen completamente. Pero como Nación y pueblo unidos, estos recuerdos deben estimularnos a seguir firmes y vigilantes.

Mientras comenzamos nuestro debate sobre la Ley PATRIOTA, también debemos comprender cómo vieron nuestros enemigos el 11 de septiembre y cómo verán este conflicto.

Como un partidario radical de Al Qaeda manifestó en una fatwa después del 11 de septiembre: "Es asombroso que se llore a las víctimas [estadounidenses] como si fueran inocentes. Esas víctimas se pueden clasificar como estadounidenses paganos, que no merecen que se llore por ellos, ya que cada estadounidense, por su relación con el gobierno estadounidense, es un guerrero, es su partidario, ya sea por el dinero o por las opiniones. Es legítimo matarlos a todos..."

Estos blancos "legítimos" a los que se refería eran nuestras madres, padres, hijos, vecinos y seres queridos.

Nuestro enemigo no tiene respeto por la vida, por la libertad civil o religiosa. No cree en el derecho a la conciencia o a la elección personal.

Éstos son valores que nosotros apreciamos, libertades simples que sus votantes y nuestros conciudadanos consideran sagradas: Desde pararse y hablar en una reunión del consejo escolar hasta escribirle a los miembros del consejo local para pedir ayuda; desde ir a ver a la maestra de los niños hasta escribirle a su representante del congreso.

Mi trabajo como Secretario de Justicia de los Estados Unidos es defender cada día esos valores y las libertades que albergan nuestra Declaración de Derechos y nuestra Constitución.

Mis días laborales comienzan con un informe de actualización de inteligencia matutino. Con el Director del FBI Mueller revisamos la información contraterrorismo y los análisis de situación más actualizados e informamos al Presidente sobre el progreso de nuestra Nación en la lucha contra el terrorismo.

En mi puesto de Consejero de la Casa Blanca y ahora como Secretario de Justicia de los Estados Unidos, he conocido a muchos hombres y mujeres que están ganando la guerra contra el terrorismo para nuestra Nación y he oído lo que decían. Me han dicho que la Ley PATRIOTA es muy importante para nuestras fuerzas del orden público y para nuestras labores de inteligencia. Me han dicho que, sin esta ley, muchos de nuestros éxitos más importantes no hubieran sido posibles. La Ley PATRIOTA ha venido a solucionar vulnerabilidades graves de los sistemas de defensa de los Estados Unidos previos al 11 de septiembre.

En primer lugar, bajó la pared artificial y burocrática que imprudentemente no permitía a las fuerzas del orden público y a la comunidad de inteligencia compartir información sobre movimientos y conspiraciones terroristas.

En segundo lugar, modernizó el sistema y le dio a los investigadores las herramientas legales para luchar en el siglo XXI. Éstas son herramientas, como por ejemplo la "interceptación de líneas telefónicas en múltiples puntos", que han sido probadas una y otra vez en la lucha contra los traficantes de drogas, los gángsteres y otros delincuentes. Han sido aprobadas por nuestros tribunales, pero no estaban disponibles para las investigaciones sobre seguridad nacional hasta la Ley PATRIOTA.

Sabemos, por ejemplo, que las redes terroristas usan computadoras, mensajes por correo electrónico y llamadas desde teléfonos celulares para disimular sus operaciones, tanto aquí como en el extranjero. Están capacitados para cambiar teléfonos y cuentas de correo electrónico de modo que sea más difícil para nosotros investigarlos.

Con la Ley PATRIOTA, los oficiales pueden ahora obtener la aprobación de la corte para usar una "interceptación de líneas telefónicas en múltiples puntos" para investigar las comunicaciones telefónicas de un sospechoso de ser terrorista, incluso si el sospechoso de terrorismo intercambia, cambia o abandona los teléfonos para evitar ser detectado. Éstas y otras medidas con sentido común incluidas en la Ley PATRIOTA han ayudado a nuestros oficiales federales, estatales y de condado a hacer de los Estados Unidos un lugar más seguro.

Desafortunadamente, una minoría pequeña, aunque resonante, ha intentado caracterizar erróneamente a la Ley PATRIOTA. Los críticos se han manejado con conjeturas y supuestos. Nosotros podemos señalar resultados sólidos, vidas que se han salvado y una Nación que es más segura. Durante más de tres años, no ha habido violaciones verificadas a los derechos civiles desde que la Ley PATRIOTA fue sancionada.

Como expresó la senadora Dianne Feinstein, cito: "Nunca se me informó sobre un exceso con la Ley Patriota. El personal a mis órdenes le envió un mensaje por correo electrónico a la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles donde se pedían ejemplos de excesos reales. Respondieron el mensaje diciendo que no tenían ninguno."

Deseo incentivarlos a que eleven sus voces si ustedes o sus votantes alguna vez han sufrido un maltrato con la Ley PATRIOTA. Si hay excesos, quiero conocerlos.

En realidad, la Ley nos ha ayudado mucho en la guerra contra el terrorismo. Gracias a esta ley, las fuerzas del orden público y las comunidades de inteligencia estadounidenses pudieron trabajar juntas para disolver la célula terrorista "los Siete de Portland". Los miembros de esta célula terrorista intentaron viajar a Afganistán en 2001 y en 2002 para luchar con el Talibán y Al Qaeda contra los Estados Unidos. Gracias a que las fuerzas del orden público tenían permitido realizar vigilancias sobre uno de los miembros de la célula, los agentes y oficiales supieron que podían prevenir un ataque, así como también seguir reuniendo pruebas para prevenir otros operativos de la célula terrorista.

Algunos comentaristas han expresado que la Ley PATRIOTA viola la privacidad personal en Internet. Sin embargo, la ley permite a los Proveedores de Servicios de Internet ayudar a las fuerzas del orden público de forma voluntaria y sólo en situaciones de emergencia. Dicha cooperación voluntaria permite que las empresas protejan la información de los clientes, así como también permite acciones rápidas cuando haya vidas en juego.

Les cuento un ejemplo de cómo esto nos puede ayudar a resolver delitos. Hace unos pocos meses, la Nación se conmovió con la tragedia de Bobbie Jo Stinnett. Bobbie Jo estaba embarazada de ocho meses cuando la encontraron estrangulada en su casa en Missouri. Le habían sacado a su hija del útero con un cuchillo de cocina.

Los oficiales de policía examinaron una computadora que encontraron en la casa de Bobbie Jo. Descubrieron que había usado mucho Internet en relación con su negocio de cría de perros. A medida que la investigación avanzaba, los oficiales descubrieron un intercambio desde una pizarra de mensajes entre Bobbie Jo y alguien que se hacía llamar Darlene Fischer. Fischer decía estar interesada en un perro. Le había pedido la dirección de su casa a Bobbie Jo para encontrarse el 16 de diciembre, el mismo día del asesinato.

Usando una disposición de la Ley PATRIOTA, los agentes y analistas del FBI en el Laboratorio Regional Forense de Informática de la Ciudad de Kansas pudieron rastrear los mensajes de Darlene Fischer hasta un servidor en Topeka, encontrar su dirección de correo electrónico y luego seguirle el rastro hasta una casa en Melvern, Kansas. El nombre real de Darlene Fischer era Lisa Montgomery. Montgomery fue arrestada y posteriormente confesó.

En parte gracias al gran trabajo de las fuerzas del orden público y los avances tecnológicos de la Ley PATRIOTA, la bebé Victoria Jo Stinnett fue encontrada viva menos de 24 horas después de que se la quitó del útero de la madre.

En este caso delictivo, la Ley PATRIOTA ayudó a salvar la vida de una bebé. En el caso del terrorismo en todo el mundo, la cooperación voluntaria y la velocidad pueden salvar miles de vidas. Si se pueden usar estas herramientas para detener a los pederastas y a los secuestradores, como así también a los terroristas financieros y a los operativos de Al Qaeda, podremos vivir en un país que sea más seguro y con mayores libertades.

Algunos críticos han expresado que la Ley PATRIOTA pone en peligro las libertades civiles. Permítanme decirles que yo creo que debemos ser Libres, y lo somos, para poder cuestionar el ejercicio del poder del gobierno cuando creemos que se puede violar nuestra privacidad y nuestras libertades civiles. Un debate de ese estilo es bueno y saludable para nuestra democracia. Pero el debate debe basarse en hechos. Y en 2004, la Ley Patriota se usó para proteger las vidas y las libertades de los miembros del Centro Islámico El Paso. Jared Bjarnason, de treinta años de edad, envió un mensaje por correo electrónico en el cual amenazaba con incendiar completamente la mezquita si no se liberaba a los rehenes en Irak en tres días.

Los agentes del FBI actuaron rápidamente y usaron una disposición de la Ley PATRIOTA para identificar a Bjarnason como quien había realizado la amenaza. Sin esta herramienta, las fuerzas del orden público hubieran tenido que obtener una orden de allanamiento para cada proveedor de Internet a través de los cuales pasó el mensaje. En este caso, la cadena de órdenes de allanamiento podría haber llevado más de 30 días más allá de de la fecha límite que Bjarnason había impuesto. Encontraron y arrestaron a Bjarnason, quien se declaró culpable.

Como muestran estos ejemplos, la Ley PATRIOTA protege tanto las libertades civiles como las vidas estadounidenses. Las acusaciones de quienes la critican, por lo general, omiten nombrar el número de garantías que provee la ley misma.

La Ley PATRIOTA exige la aprobación judicial de las órdenes de allanamiento con notificación retrasada. Los tribunales sólo pueden permitir estas órdenes de allanamiento ante amenazas tales como la muerte o el daño físico a un individuo, la falsificación de pruebas, la intimidación de testigos, la huida del procesamiento o el riesgo serio a una investigación. El Gobierno está sujeto en todo momento a la jurisdicción y supervisión de un juez federal.

La Ley PATRIOTA exige que los investigadores soliciten y reciban permiso de un tribunal federal para obtener un registro de llamadas salientes o dispositivo de control y rastreo de llamadas que, simplemente, proporcione a los investigadores información para ubicar a un individuo como, por ejemplo, los números telefónicos de llamadas entrantes y salientes desde un teléfono. La Ley no prevé la recopilación del contenido de la comunicación.

La Ley PATRIOTA exige que los investigadores obtengan una orden de un tribunal para revisar los registros de una empresa en el curso de una investigación para proteger la seguridad nacional o contra el terrorismo internacional. No se puede obtener dichos mandatos de los tribunales para la investigación de crímenes comunes o, siquiera, de terrorismo nacional.

La Ley PATRIOTA permite a los individuos presentar un recurso si creen que se está violando sus derechos. Además, el Inspector General del Departamento de Justicia está obligado por ley a designar a un oficial para que revise la información y las quejas en relación con los excesos o la violación de las libertades civiles por parte de oficiales de la Justicia.

Por último, la Ley PATRIOTA me exige a mí que le informe al Comité Judicial de la Cámara de Diputados y al Comité Judicial del Senado cada seis meses sobre el número de solicitudes de órdenes para que se presenten registros de las empresas, conforme a la Ley PATRIOTA.

Como ilustran estos ejemplos, la Ley PATRIOTA respeta completamente los derechos y las libertades de Estados Unidos e, incluso, contiene garantías inherentes para asegurar la protección de nuestros derechos.

Es mi trabajo como Secretario de Justicia de los Estados Unidos luchar por una Nación más fuerte y más segura guiada por el imperio de la ley, la dedicación a la justicia y las oportunidades para todos. Cada día, los hombres y mujeres del Departamento de Justicia defienden las libertades civiles que hacen de los Estados Unidos un lugar tan especial. Y trabajamos para asegurarnos de que los terroristas no pongan en peligro la paz y la libertad, tan importantes para el ejercicio de nuestros preciados derechos.

A medida que la causa de la libertad se expande por todo el mundo, es un honor para mí trabajar para asegurar que se expanda también, aquí, en nuestro país. Creo que nuestra guerra al terrorismo y la Ley PATRIOTA son cruciales para esta causa. A medida que avanzamos en la discusión sobre una nueva aprobación de la ley, es un placer para mí que se debata el tema y deseo oír los puntos de vista de los demás. El Presidente ha dicho que debemos volver a aprobar la Ley PATRIOTA. Si alguien tiene sugerencias para mejorar las leyes para que Estados Unidos sea un lugar más seguro, me interesaría mucho oírlas. Pero teniendo siempre en mente la tragedia del 11 de septiembre, no apoyaré los cambios en la ley que hagan de Estados Unidos un lugar más vulnerable a los ataques terroristas.

Nuevamente, gracias por recibirme aquí hoy.

Rezo a Dios para que los bendiga a ustedes y a sus familias, que siga iluminando nuestro debate democrático y que siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

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