Comentarios del Secretario de Justicia Eric Holder en la visita de la Primera Dama Michelle Obama al Departamento de Justicia

Buenos días. Gracias a todos por estar aquí hoy para ayudarme a darle la bienvenida a la Primera Dama de nuestra nación - y mi gran amiga - al Departamento de Justicia.  

En el pasado reciente, incluidas muchas millas durante la campaña, he tenido el placer de llegar a conocer a nuestra Primera Dama. Y les puedo decir que, como el Presidente, tiene una mente legal brillante. Me impresionaron tanto sus destrezas legales que le voy a hacer un ofrecimiento - ahora mismo - de unirse a los mejores abogados del mundo, aquí mismo, en el Departamento de Justicia [Department of Justice (DOJ)].

También he aprendido que tiene gran aprecio por el trabajo y las muchas responsabilidades del Departamento de Justicia. Pero lo que más me ha impresionado, lo que más admiro en ella, es su compromiso hacia la justicia.

Muchos de ustedes ya conocen su historia extraordinaria - que creció en un pequeño apartamento en el Lado Sur de Chicago y, que con trabajo arduo, determinación y el apoyo de una familia afectuosa, entró a Princeton University, luego a la Escuela de Leyes de Harvard, y luego a una de las principales empresas de abogados del país. Y decidió hace mucho tiempo - mucho antes de ser la Primera Dama - que quería aprovechar el poder de la ley para generar un cambio social positivo y lograr una sociedad más justa.

Ese compromiso la llevó en direcciones imprevistas. Y como lo dijo ella misma en cierta ocasión - y sé que muchos de ustedes piensan lo mismo - se dio cuenta de que "quería tener una carrera motivada por la pasión y no solo por el dinero". Entonces, aprovechó su capacitación legal para atender a las comunidades, reunir voluntarios, y - renunciando a parte de su paga - dedicar tiempo a inspirar a jóvenes para que ellos mismos ingresaran al servicio público.

Y, ¿mencioné que fue debido a la ley que conoció a cierto asociado de verano - de quien fue mentor en la empresa de abogados - quien cambiaría su vida? Ella dijo que, paso a citar, "no esperaba demasiado" del joven alumno de derecho de Harvard de quien tantas cosas buenas se decían. Pero, poco después de haberlo conocido, nuestro Presidente sacó a relucir todo su encanto - y todas sus jugadas - y, aparentemente, funcionó. Desde ese momento, nuestra Primera Dama ha sido, no solo una distinguida abogada, ejecutiva y líder comunitaria, sino también, en las palabras de su marido, "la fuerza" de su familia. De hecho, parece que lo hace todo: abogada, defensora, visionaria y, sobre todas las cosas, la madre de dos hijas maravillosas, una esposa dedicada y comprensiva, y también una hija maravillosa.

A lo largo del último año y medio, la Primera Dama también se ha vuelto "la fuerza" de nuestra nación - una fuerza comprometida y ya lograda para el cambio positivo, especialmente para los jóvenes. El mes pasado, tuve el privilegio de acompañarla en Detroit, donde comenzó el día actuando como mentor e instando a estudiantes jóvenes a que trabajen arduamente y, con la misma importancia, correspondan. Y su campaña "¡Pongámonos en movimiento!" para eliminar la obesidad infantil ya está creando un Estados Unidos más saludable y, en un sentido muy real, más justo.

Pero su compromiso y sus esfuerzos incansables no se detienen ahí. También trabaja para brindar apoyo a familias de militares, ser un ejemplo para las mujeres que trabajan, promover las artes y la educación en artes, y - por supuesto - seguir asegurando que mi jefe siga sacando la basura. ¡Eso ya no puede ser cierto!

Cuando pienso en la Primera Dama, me doy cuenta de que, a pesar de que solo la conozco hace algunos años, parecen muchos más. Ese es el tipo de amiga que nuestra oradora es. Desde el día en que nos conocimos, me ha hecho sentirme bienvenido y en casa. Por lo tanto, con el mismo ánimo, démosle la bienvenida a nuestro hogar aquí, en el Departamento de Justicia. Señoras y señores - la Primera Dama de los Estados Unidos, Michelle Obama.