Pasar al contenido principal
Speech

Discurso del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Eric Holder en la cena nacional de tributo 2010 de los Días de Recordación del Museo en Conmemoración del Holocausto de los EE.UU.

Location

Washington, DC
Estados Unidos

Comentarios preparados para discurso:

Gracias, Margit Meissner. Es un honor estar contigo y los demás sobrevivientes reunidos aquí durante estos Días de Recordación. Quiero agradecer a los miembros de la junta directiva, colaboradores, personal y voluntarios del Museo del Holocausto por invitarme y darme la bienvenida esta noche. En este tiempo de Recordación, mientras reflexionamos sobre las atrocidades del Holocausto, también estamos con el pueblo de Polonia en su dolor. Y hacemos duelo por la pérdida de varios miembros de la familia del museo, quienes, junto con el presidente Lech Kaczynski , murieron en el trágico accidente aéreo de la semana pasada.

En momentos de pérdida, y de desafíos sin precedentes, la importancia de la misión y la labor del Museo del Holocausto alcanzan una gran notoriedad. Esta noche, tengo el privilegio de destacar esta labor y unirme a ustedes para reconocer el excepcional liderazgo de Fred Zeidman. Sus contribuciones reflejan el compromiso demostrado por tantos de los presentes en este salón para ayudar a crear, mantener y fortalecer el museo.

Juntos, ustedes han brindado un lugar de aprendizaje, de reflexión y de sanación a más de 30 millones de visitantes. Se han asegurado de que las historias del Holocausto no solo sean relevantes para estos visitantes, sino también herramientas de enseñanza esenciales para educadores, creadores (o autores) de la política, jueces, oficiales militares y agentes de las fuerzas del orden público. Y han permitido que las lecciones de un pasado doloroso sirvieran de parámetro en la lucha actual para promover la tolerancia, la paz, la justicia y los Principios de la Ley.

En la labor de buscar y administrar justicia, agradezco tenerlos como asociados. Me enorgullece estar con ustedes para conmemorar este aniversario histórico de la liberación de los campos de concentración nazi en toda Europa. Más de cien de los militares que ayudaron a liberar esos campos – y dar fin a una pesadilla larga y atroz – están hoy aquí con nosotros. Hace sesenta y cinco años, estos veteranos estuvieron entre los primeros estadounidenses que fueron testigos del sufrimiento y la crueldad del Holocausto. Tristemente, fueron los primeros estadounidenses en expresar la promesa eterna de nuestro país de combatir las causas y consecuencias del odio. Y se convirtieron en los primeros de muchos estadounidenses en decir las palabras y hacer el juramento: "Nunca más".

Hoy, nuestro desafío es cumplir esta promesa: una tarea que nos fuerza no solo a ser testigos del pasado, sino también a comprender y seguir las lecciones del Shoah (el Holocausto).

Quizás nunca lleguemos a entender cabalmente cómo puede haber sucedido el Holocausto; cómo personas que vivían en una de las sociedades más civilizadas y modernas del mundo participaron en estos pasmosos actos de crueldad. Y quizás nunca lleguemos a entender cabalmente cómo, durante años, nuestro propio país se desentendió de la intolerancia, la injusticia y la necesidad humana. Pero creo que solo podemos comenzar a construir el futuro que queremos para nuestro país, el mundo, nosotros mismos y nuestros hijos si tenemos el coraje de analizar el pasado e intentar comprenderlo.

En la escuela de abogacía, tuve el beneficio – y gran privilegio – de estudiar estas lecciones con Telford Taylor. Antes de ser profesor de la Universidad de Columbia, el Profesor Taylor sirvió como el principal fiscal de nuestro país en los Juicios de Nuremberg: la labor para restablecer los Principios de la Ley en Alemania e invalidar políticas racistas nazis. En una reciente excursión del museo, Sara Bloomfield me guió por una exhibición sobre estos juicios. Y tuve la oportunidad de ver videos de mi ex profesor de joven al hacer su declaración inicial en el tribunal en diciembre de 1946. Después de que el Brigadier General Taylor señalara los graves pecados y delitos atroces del Holocausto, citó al Juez Jackson en su argumento de que "la civilización no puede tolerar que sean ignorados porque no puede sobrevivir que se repitan".

Hoy en día, tampoco podemos – ni debemos – ignorar este pasado. Al aprender y reflexionar sobre el Holocausto, me sorprende constantemente lo cómplices, o simplemente indiferentes, que fueron los agentes judiciales y de las fuerzas del orden público de Alemania en el establecimiento del Tercer Reich y la promulgación de leyes que posibilitaron el Holocausto. Sus fallas morales y profesionales son la mejor prueba de que no es solo los Principios de la Ley – sino un marco legal que refleje nuestra humanidad común – lo que se necesita para prevenir atrocidades futuras.

Lo más trágico de esta historia es el hecho de que los jueces y agentes de las fuerzas del orden público de Alemania estaban entre las personas con mayores herramientas para desafiar eficazmente la autoridad de Hitler y la legitimidad del régimen nazi. Pero evidentemente sabemos que la gran mayoría no lo hizo.

Mientras analizamos este pasado, mientras movemos la cabeza con sorpresa y asco, es importante recordar que, en el momento del Holocausto e incluso después, el marco legal de los Estados Unidos reflejaba su propia filosofía de intolerancia y prejuicios. Quizás nadie entienda mejor esto que Leon Bass, uno de los liberadores que nos honra hoy con su presencia. En 1945, arriesgó su vida en el extranjero para luchar contra las fuerzas de la opresión. Pero, en su propio país, era tratado como un ciudadano de segunda clase. Después de ayudar a liberar el campo de concentración Buchenwald, el Sargento Bass regresó a nuestro país y tuvo que enfrentar las realidades y restricciones bajo la ley Jim Crow.

En las décadas que pasaron desde ese entonces, nuestro país ha tenido grandes progresos. Pero, a pesar de los avances que hemos hecho para crear una nación más igualitaria, todavía tenemos mucho por hacer. Puede resultar tentador – al observar la diversidad de las personas que caminan por los pasillos del Congreso o al hombre que se sienta en la Oficina Oval – pensar que se ha logrado la igualdad en la justicia y que hemos superado nuestra historia de prejuicios. Sí, hemos tenido enormes progresos como nación. Pero hará falta mucho más que la elección del primer Presidente afroestadounidense para cumplir plenamente con las promesas de igualdad y justicia y hacer que nuestra realidad coincida con nuestros principios fundadores. Y sin lugar a dudas hará falta algo más que la designación del primer Secretario de Justicia de los EE.UU. afroestadounidense para asegurarnos de que el sistema judicial de los Estados Unidos refleje nuestros más altos principios y nuestra humanidad fundamental.

Pero ustedes ya saben esto. Ustedes comprenden – demasiado bien – que la intolerancia, y la violencia que inspira, siguen existiendo. Menos de seis meses después de que millones de estadounidenses se reunieran en nuestro Centro Comercial Nacional para celebrar la toma de posesión del Presidente Obama, una persona armada – motivada por el odio – se acercó a las puertas del Museo del Holocausto y asesinó al Oficial Stephen Johns.

De casualidad yo estaba camino al museo esa noche para ver una obra sobre una reunión imaginaria entre Ana Frank y Emmet Till: dos personas que también habían sido víctimas del odio.

El asesino del Oficial Johns era un supremacista blanco de 88 años que era abiertamente antisemita. En uno de los lugares de consuelo y sanación más sagrados de nuestro país, nos demostró a todos que desafortunadamente todavía no se ha acabado en el mundo la intolerancia y la crueldad. También nos recordó que debemos estar siempre en guardia contra el odio.

Hoy, según el último conteo del Centro Legal de Pobreza en el Sur, existen 932 grupos conocidos de odio que operan en todo el país. En la última década, el número de grupos de odio ha aumentado en más de un 50 por ciento.

El Museo del Holocausto de nuestro país, que verdaderamente es un tesoro nacional – y quienes fortalecen y apoyan su labor – promueve esta causa. En particular, quiero agradecerles por la capacitación en liderazgo que brindan a quienes sirven al Departamento de Justicia y defienden los valores que definen a este país. En los últimos 10 años, el museo ha capacitado a decenas de miles de agentes de la policía, a cada nuevo agente del Buró Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigation (FBI)] y a miles de líderes del poder judicial y el ejército. En el transcurso de la última década, 60,000 profesionales del sistema judicial han sido educados por el museo.

Afortunadamente, nuestras fuerzas del orden público y nuestro sistema legal están teniendo éxito en el combate y el desmantelamiento de grupos de odio violentos. El último otoño, el Congreso aprobó la histórica "Ley Matthew Shepard y James Byrd, Jr. de Prevención de Delitos por Odio": un logro distintivo de este gobierno y este Departamento de Justicia. Este estatuto fortalece nuestra capacidad de enjuiciar delitos por odio y estamos comprometidos a hacerlo valer y defenderlo. Sin embargo, a pesar de tan buen trabajo, sabemos que las amenazas persisten. Pero me niego a creer que estas amenazas son tan fuertes como las fuerzas que trabajan en pos de la tolerancia y la paz. Me niego a aceptar que el compromiso de quienes hacen caso al grito de batalla del odio sea tan fuerte como el de quienes responden al toque de ayuda de la justicia.

Este trabajo beneficia a todo el Departamento de Justicia. Y ayudará al Departamento a cumplir con un compromiso histórico de fortalecer el trabajo de defensa de los derechos humanos que es parte fundamental de los objetivos y la misión del museo. Me enorgullece contarles una de las maneras clave en que estamos desarrollando este trabajo. En el primer día entero de la Pascua de este año, el Departamento lanzó una expansión histórica de sus recursos y capacidades para buscar la justicia en casos de violaciones a los derechos humanos.

 

 

 

Dentro de la División Criminal del Departamento, hemos creado formalmente una nueva Sección de Derechos Humanos y Enjuiciamientos Especiales, que servirá como pieza central en nuestras iniciativas de cumplimiento de derechos humanos. Esta nueva sección incluye nuestra Oficina de Investigaciones Especiales [Office of Special Investigations (OSI)], que ha estado buscando justicia en nombre de víctimas del Holocausto desde hace tres décadas. Bajo el liderazgo de Eli Rosenbaum – quien está hoy aquí – la OSI ha tenido un gran éxito. De hecho, esta oficina ha ganado más casos judiciales contra delincuentes nazis que los gobiernos de todos los demás países del mundo combinados. La OSI ahora se une a nuestra Sección de Seguridad Doméstica, que ha tenido un excelente historial de logros en el enjuiciamiento de delitos de tortura, exterminio y delitos violentos internacionales.

Esta nueva unidad dinámica de las fuerzas del orden público será liderada por el director de nuestra División Criminal, el Secretario de Justicia Auxiliar Lanny Breuer: un líder con el que muchos de ustedes han tenido el privilegio de trabajar. Lanny aporta una perspectiva única, y un profundo compromiso, a esta labor. Como muchos de ustedes saben, Lanny es hijo de sobrevivientes del Holocausto. Y trágicamente dos de sus abuelos están entre las seis millones de víctimas judías del Tercer Reich.

De parte de Lanny, quien también está aquí esta noche, déjenme prometerles a los sobrevivientes, a sus familiares y a los liberadores que están hoy con nosotros que: mientras existan criminales de guerra nazis viviendo libremente entre nosotros, perseveraremos en responsabilizar a estos criminales y llevarlos a la justicia. Y a nuestros compatriotas que han escapado a la persecución en conflictos más recientes y que ahora han encontrado un nuevo hogar en este país les prometemos enjuiciar a los autores de esos delitos. Este Departamento de Justicia se asegurará de que los potenciales violadores de derechos humanos sepan que estos delitos no pueden quedar – y no quedarán – sin castigo. Soportaremos cualquier carga e iremos hasta las últimas consecuencias para garantizar que quienes hayan cometido estos delitos atroces sean llevados ante la justicia. Esta es mi promesa.

Es a través de este compromiso que aplicaremos las lecciones del Holocausto y honraremos el recuerdo de quienes perecieron en él. Mientras tenga el honor de liderar el Departamento de Justicia, seguiremos haciendo nuestra parte para cumplir con la verdad y mantener la promesa del: "Nunca más".

Gracias.


Actualizado 16 de junio de 2023