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Speech
Washington
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Berlin
Alemania
Es un gran honor para mí acompañarlos en el Centro Hans Arnhold de la Academia Americana de Berlín.
La Academia es un guardián adecuado para un edificio que ocupa un lugar especial en la historia como refugio de la libertad y catalizador de intercambio cultural.
Cuando personas célebres como Richard Holbrooke, Richard Von Weizsacker, Fritz Stern y Otto Graf Lambsdorff unieron sus fuerzas para crear la Academia Americana, sabían que debíamos reforzar los lazos de amistad entre los Estados Unidos y Alemania - no sólo para el futuro de nuestras naciones - sino para que juntos pudiéramos proteger a la llama de la libertad que ilumina los rincones más oscuros del carácter humano en todo el mundo.
Cada tanto, la fuerza de esa llama ha sido puesta a prueba en Berlín, y los caminos opuestos de la libertad y la opresión muchas veces se han encontrado con una encrucijada aquí.
Sin embargo, por seis décadas, cuando esos momentos de consecuencia llegaron, los Estados Unidos se mantuvieron sistemáticamente lado a lado con el pueblo de la ciudad, mostrándole al mundo la fuerza de nuestros valores comunes.
En 1948, cuando la Unión Soviética amenazó a dos millones de ciudadanos inocentes con un bloqueo de alimentos y servicios básicos, el Presidente Truman ordenó una operación militar sin precedentes de envío aéreo de provisiones para proteger a nuestros amigos y defender nuestra libertad.
El año siguiente, la fundación de la OTAN unió a nuestra nación con Europa en una alianza común para promover la paz y lograr una defensa común. Y sólo seis cortos años más tarde, la Alianza dio la bienvenida a Alemania Occidental como miembro pleno de la Alianza. La Alianza, la sociedad que formamos en ese entonces para unir a nuestros países en defensa de valores comunes, en los años siguientes ha traído paz a las naciones Balcanes destruidas por la guerra y hoy ofrece nueva esperanza a los ciudadanos de Afganistán.
El pueblo de esta gran ciudad entiende la esperanza. Los Estados Unidos trabajaron con los ciudadanos de una Berlín fracturada por más de cuarenta años cuando fue aislada del Occidente y dividida por un muro que representaba lo peor de la humanidad. De hecho, esta academia, fue un punto de reunión central para funcionarios estadounidenses en lo que era el sector estadounidense en dicho periodo.
Hace cuarenta y seis años, el Presidente Kennedy vino a esta ciudad, y al lado del muro dijo, "Todos los hombres libres, donde sea que vivan, son ciudadanos de Berlín".
El Presidente Reagan fue eco del refrán del joven presidente en 1987, cuando hablando en la Puerta de Brandenburg dijo, "Sí...este muro caerá, ya que no puede resistir la fe, no puede resistir la verdad... no puede resistir la libertad".
Y un candidato a Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, vino aquí en julio del año pasado y dijo, "Esta ciudad, de entre todas las ciudades, conoce el sueño de la libertad. Y ustedes saben que el único motivo por el cual nos encontramos aquí esta noche es porque hombres y mujeres de ambas nuestras naciones se unieron para trabajar, y luchar, y sacrificarse por una vida mejor.
Cuando los ciudadanos de los Estados Unidos enfrentamos nuestro momento más oscuro después del horror del 11 de septiembre, el pueblo de Alemania estuvo a nuestro lado. El Presidente Kennedy puede haber dicho que todos éramos ciudadanos de Berlín, pero cuando estuvo en riesgo la garantía de la libertad en el futuro, en esas horas y días antes de que el humo y el polvo siquiera desparecieran del aire, nuestros aliados europeos proclamaron en palabras y hechos que "somos todos ciudadanos estadounidenses". El pueblo de los Estados Unidos nunca olvidará ese apoyo. Estaremos agradecidos para siempre.
Con nuestro espanto y dolor aún crudos, nos mantuvimos unidos como una comunidad global, preparados con propósito solemne a extraer el terrorismo de cada caverna y grieta de la tierra. En una página de historia nunca escrita, podríamos haber aprovechado ese momento trágico para levantar la antorcha de la libertad con más luz y más alcance que nunca antes. Las decisiones tomadas en los años siguientes han sido extensamente debatidas y serán estudiadas por generaciones en el futuro. Pero permítanme ser claro esta noche: El curso de los Estados Unidos de aquí en más será un homenaje tanto al espíritu de nuestras alianzas históricas como al apoyo y la buena voluntad recibidos después de ese día terrible, así como nuestro compromiso hacia los Principios de la Ley.
Nada simboliza nuestro nuevo curso más que nuestra decisión de cerrar la prisión en la Bahía de Guantánamo.
Recientemente, visité Guantánamo. Sentí que era mi deber ver el centro de detención, conocer a los oficiales militares destacados en el lugar, y determinar el estado de las cosas. Puedo informar con confianza que la prisión es administrada ahora de manera eficiente y profesional. Los detenidos son tratados de manera humana.
Sin embargo, el Presidente Obama cree, y yo estoy muy de acuerdo, que Guantánamo ha pasado a representar una época y un enfoque que queremos dejar atrás: una falta de consideración a nuestro respeto centenario por los Principios de la Ley y un enfoque individualista que distanció a nuestros aliados, incitó a nuestros adversarios y acabó por debilitar nuestra lucha contra el terrorismo.
Dicho de manera simple, mantener abiertas las instalaciones de la Bahía de Guantánamo hace que los Estados Unidos sean menos seguros, y que nuestros amigos en ésta y otras ciudades europeas estén menos seguros.
Es por eso que uno de los primeros actos del Presidente Obama al asumir la presidencia fue emitir una orden ejecutiva para el cierre de Guantánamo en el plazo de un año.
Muchas personas en la comunidad global han señalado rápidamente que la logística para cerrar la prisión no será fácil. Y es verdad. De hecho, creo que será uno de los desafíos más tremendos que enfrentaré como Secretario de Justicia de los Estados Unidos.
El Presidente me ha instruido a liderar un equipo para determinar la disposición de cada detenido alojado allí. Debemos crear un plan que respete la ley estadounidense y la ley internacional, y que garantice la seguridad del pueblo de los Estados Unidos. Para algunos detenidos, la decisión será bastante fácil. En el caso de otros, concluiremos que han dejado de representar una amenaza para los Estados Unidos y que pueden ser liberados o pasados a la custodia de otros países. El gobierno de Bush ya tomó esta medida con muchos detenidos. En el caso de otros, elegiremos enjuiciarlos en el tribunal federal.
Estamos realizando progresos todos los días. Y puedo prometerles que nuestras soluciones finales estarán basadas en la Constitución de los Estados Unidos, las leyes internacionales de guerra, incluidas las Convenciones de Ginebra, y que serán compatibles con los Principios de la Ley y las historias democráticas de nuestros pueblos.
Pesamos con cuidado y cumplimos los criterios en el caso de un detenido de nombre Ali al-Marri. Al-Marri estaba en una brigada naval en Carolina del Sur hacía más de cinco años sin que se presentaran cargos contra él y sin perspectivas de ser liberado y enjuiciado. Sin embargo, en febrero, el Departamento de Justicia lo acusó formalmente en el tribunal federal de dos cargos de proveer y conspirar con terceros para proveer apoyo material a al-Qaeda. Pronto responderá por dichos delitos en el tribunal y se hará justicia - tal vez a través de su condena, pero ciertamente a través de su oportunidad de defenderse en un tribunal abierto.
No encontraremos una única política o un abordaje arrollador que sea aplicable a todos los detenidos. Sin embargo, al tratar cada caso individualmente, confío en que haremos las cosas correctamente.
Al trabajar para cerrar Guantánamo, el Presidente también nos ha instruido que desarrollemos nuevas políticas para regir el tratamiento de futuros detenidos capturados en la lucha contra el terrorismo. Si bien es muy importante que encontremos soluciones para cada detenido actual, es igualmente importante que aprendamos de los errores del pasado en lugar de repetirlos.
Para ver qué principios guiarán nuestro enfoque, fíjense en la acción que tomamos recientemente en nuestro propio sistema legal cuando eliminamos para los detenidos de Guantánamo el uso del término "combatiente enemigo", el cual se había vuelto una provocación innecesaria para nuestros aliados de todo el mundo. Mientras que el simbolismo de esta decisión llegó a los titulares, también encontrarán aquí un raciocinio legal que demuestra la manera en que este gobierno procederá en asuntos relacionados con detenidos.
En lugar de afirmar sin vueltas que el Presidente tiene autoridad inherente para mantener a detenidos, basamos nuestra autoridad en una promulgación del Congreso, específicamente en la Autorización de Uso de Fuerza Militar aprobada por el Congreso en los días después de los ataques del 11 de septiembre. Y nos basamos en las leyes de guerra internacionales, las cuales fueron elaboradas a lo largo de los siglos y están revestidas de legitimidad en los ojos de nuestros aliados globales.
Nuestra nación será más fuerte - y más segura - debido a ese enfoque.
Estamos enfrentando estos asuntos de frente, y tomando decisiones difíciles requeridas por este momento en la historia. Pero no podemos enfrentar estos desafíos solos. Así como nos tomamos de las manos con nuestros aliados internacionales para hacer caer la Cortina de Hierro que dividió esta gran ciudad, debemos unirnos para el cierre de Guantánamo.
Nuestra historia ha demostrado que Europa y los Estados Unidos son más fuertes cuando trabajamos juntos. Divididos por un océano, estamos unidos por nuestra creencia en los Principios de la Ley y el compromiso de extender libertad y prosperidad a cada rincón del globo. Y así como derrotamos juntos al comunismo en el siglo pasado, también derrotaremos a las redes terroristas internacionales que amenazan a nuestras civilizaciones en este siglo. Pero lo haremos no sólo con la fuerza de nuestros ejércitos, sino también con la fuerza de nuestras ideas y el ejemplo de nuestras acciones. Y debemos hacerlo juntos.
Sé que Europa no abrió Guantánamo y que, de hecho, muchos en este continente se opusieron a su abertura. Sin embargo, al dar vuelta la página a un nuevo comienzo, nos incumbe a todos abrazar nuevas soluciones, libres del rencor y de la retórica que nos separó en el pasado. Para cerrar Guantánamo, todos debemos hacer sacrificios y todos debemos estar dispuestos a tomar decisiones impopulares.
Los Estados Unidos están listos para hacer su parte, y esperamos que Europa nos acompañe - no por sentido de la responsabilidad, sino a partir de un compromiso de trabajar con uno de sus más antiguos aliados en enfrentar uno de los desafíos más urgentes del mundo. La historia del último medio siglo es una en la que cada lado del Atlántico se dirige al otro para pedir ayuda en momentos de necesidad, y hoy no es nada distinto.
La Constitución de los Estados Unidos - nuestro documento fundador y brújula moral que vive y respira - comienza al contemplar la búsqueda de "una unión más perfecta". Implícito en esas palabras, por supuesto, está el hecho de que somos imperfectos. Cometemos errores. Pero abrazamos la búsqueda de la perfección. Confío en que los pasos que el Presidente Obama está tomando para cerrar la prisión en la Bahía de Guantánamo nos ayudará a volvernos un mundo más perfecto y más seguro. Y espero que ustedes nos acompañen en esa misión.
Gracias.
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